Silencio, silencio después de la tormenta, cuando el viento ha dejado de ser, que el silencio es el único refugio donde puedo gritar la tristeza de ser ajena a tu propia mirada, decir que se fueron para siempre los días disfrazados de pájaros y de plumas azules…, azules como el mar de antaño, cuando, amantes felices, navegábamos todavía por las olas celestes del amor, como pájaros huyendo de la tierra y del mundo entero.
Gritar, llorar, decir palabras de amor y silencio en el refugio sagrado del alma…, porque ya no estás a mi lado… caminando por las aldeas solitarias del desamor…
© Monique-Marie Ihry – 14 de julio de 2017 –